
Pero el Alzheimer no da tregua, avanza. El cuidado de estos enfermos es agotador y en situaciones no logras discernir que, el responsable de su comportamiento es el Alzheimer no la propia persona. Cuando después de pensarlo mucho decides ingresarle en una residencia, te das cuenta que es lo mejor que podías hacer, porque desde ese momento, en el cual sabes que tiene todas sus necesidades básicas cubiertas, comienza la etapa de disfrutar de él todo el tiempo que la enfermedad te lo permita. Es tiempo de dedicarle amor y cariño a manos llenas, lo que él realmente agradece.Los familiares no estamos preparados para cuidar de este tipo de enfermos. Nuestra relación sentimental nos impide tratarles como se debe, y llega el momento de plantearse pedir ayuda. Esto nos crea un sentimiento de culpabilidad y de abandono que nos impide ver con objetividad lo que realmente importa, asumiendo el cuidado con la mejor de las intenciones.
Decirte que llevar a mi padre a una residencia fue muy duro, pero ahora llegar y ver la alegría en sus ojos cuando nos ve, me demuestra que la decisión ha sido buena. Ya sé que es difícil, si has llegado hasta aquí habrás leído mi experiencia. Pienso que cuanto antes te conciencies y actúes en consecuencia, antes empezarás a disfrutar de ellos.Begoña López de Rodas Recuero Farmacéutica Adjunta