- Las infecciones vaginales más habituales suelen ser por bacterias (vaginosis bacteriana), hongos (candidiasis) o tricomonas. Algunas se transmiten por vía sexual, y otras pueden ocurrir sin contagio sexual, como la vaginosis bacteriana o la infección por hongos.
- La vaginitis no infecciosa, en la que el flujo es escaso y predomina el picor, puede ser debida a:
- Atrofia (envejecimiento) de los tejidos de la vagina, que ocurre en mujeres después de la menopausia, debido a la disminución de las hormonas, que hacen que el tejido vaginal sea más fino y sensible.
- Alergias a algunos productos, por ejemplo, al látex de los preservativos.
- Irritación provocada por sustancias y componentes de productos, incluso de higiene, de uso común.
- Si sospechas una vaginitis infecciosa, acude a tu médico.
- Si tiene molestias por una vaginitis atrófica (seca), usa pomadas lubricantes vaginales.
- Si el picor es intenso, procura no rascarte para no provocar lesiones.
- Elige jabones de pH neutro o jabones especiales de higiene íntima.
- Evita la ropa mojada o ceñida durante largo tiempo.
- Utiliza ropa interior de algodón y evita la de fibra sintética.
- No uses perfumes ni cremas espermicidas irritantes.
- Cambia con frecuencia el salvaslip.
- A la hora de limpiarte cuando vayas al baño, procura hacerlo desde la vagina hacia el ano y no al revés para evitar arrastrar suciedad.